Tenía la impresión de que, pese a lo terrorífico que me parecía el proyecto faraónico de Gallardón, iba a ser, al final, un proyecto funcional.
Quiero decir: me oponía a las tremendas obras de reforma de la M-30 (y muchas otras) por el gigantesco impacto medioambiental que suponen, por la tremenda molestia que generan, y porque su elevadísimo coste podía ser invertido en otras cuestiones mucho más necesarias para los vecinos de todos los distritos de Madrid, especialmente los más pobres. Escuelas, guarderías, espacio públicos, planes de integración social, ayudas... pero pensaba que, pese a todo, el PP contaba con el beneficio de que su remodelación urbanística iba a ser eficaz.
Me equivocaba. Es más, pocas veces meto la pata tan hasta el fondo.
El tramo de la M-30 que mejor conozco, el que va desde Fernandez Ladreda hacia el norte, pasando bajo el Vicente Calderón, ya está terminado, inaugurado, y, salvo algunas salidas que aún no funcionan, libre de obras. Valla, todos los carriles de la M-30 son utilizables en todos los tramos.
En recorrer ese espacio (hasta la A-6...¿8 Km, 10?), en hora punta, he tardado entre una hora y una hora y media: menos de lo que se tarda en llegar desde que coges la A-6 a Ávila ¡MUCHÍSIMO MÁS QUE ANTES DE LA REFORMA!
Pero claro: la culpa es de los usuarios, que no saben utilizarla correctamente, para lo cual el ayuntamiento se va a gastar los dineritos recaudados en los parquímetros en unos panfletos donde se nos enseña cómo debemos usar las nuevas "calles" de Madrid.
Sin Comentarios.
martes, 24 de abril de 2007
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