La ultraderecha de este país (perdón, el extremo-centro), tiene mucha prisa por acabar con el gobierno nacido de las reclamaciónes sociales surgidas en el seno del reinado de D. Aznar I de España.
Tiene prisa por que termine el juicio del 11-M y que nos olvidemos de las CHORRADAS que al respecto han dicho.
Prisa por que nuevos conflictos internacionales hagan que nos olvidemos de la gamberrada de su partido que le costó la vida a casi 200 ciudadanos en Madrid (amén de las miles de víctimas que van "por allí lejos").
Prisa por enseñarnos a todos que el apocalipsis se nos sirve en bandeja a los españoles de la mano de la liberación de De Juana, la desmembración de España y el horror judeo-masónico de los matrimonios post-conservadores.
Prisa por defender Navarra del ataque vasco (o quizás un ataque mutante proviniente de una galaxia muy lejana).
Prisa por regresar a las concepciónes aznaristas de la Constitución y la Historia de España.
Tiene prisa por imponer a todos el "problema vasco" como único y verdadero problema.
Prisa por instaurar la dialéctica del "chantaje" donde en los últimos años había surgido la dialéctica del diálogo (valga la redundancia).
Prisa por llenar los hogares españoles de ideología nacional-liberal.
Prisa por instaurar un gobierno de ataque directo a la dignidad cívica y al Estado democrático, social y de derecho.
Pero tanta prisa es mala. Y de tanto apelar a sus prisas, sale ganando Prisa. Una lástima para ellos que ahora se venda más el panfleto anarquista El País, se escuche más el adoctrinamiento judeo-masónico de la Ser, y se mire con más atención la programación de las hordas rojas de Cuatro.
Lástima para ellos que sus prisas por unas elecciónes anticipadas acaben, probablemente, viéndose saciadas
Tiene prisa por que termine el juicio del 11-M y que nos olvidemos de las CHORRADAS que al respecto han dicho.
Prisa por que nuevos conflictos internacionales hagan que nos olvidemos de la gamberrada de su partido que le costó la vida a casi 200 ciudadanos en Madrid (amén de las miles de víctimas que van "por allí lejos").
Prisa por enseñarnos a todos que el apocalipsis se nos sirve en bandeja a los españoles de la mano de la liberación de De Juana, la desmembración de España y el horror judeo-masónico de los matrimonios post-conservadores.
Prisa por defender Navarra del ataque vasco (o quizás un ataque mutante proviniente de una galaxia muy lejana).
Prisa por regresar a las concepciónes aznaristas de la Constitución y la Historia de España.
Tiene prisa por imponer a todos el "problema vasco" como único y verdadero problema.
Prisa por instaurar la dialéctica del "chantaje" donde en los últimos años había surgido la dialéctica del diálogo (valga la redundancia).
Prisa por llenar los hogares españoles de ideología nacional-liberal.
Prisa por instaurar un gobierno de ataque directo a la dignidad cívica y al Estado democrático, social y de derecho.
Pero tanta prisa es mala. Y de tanto apelar a sus prisas, sale ganando Prisa. Una lástima para ellos que ahora se venda más el panfleto anarquista El País, se escuche más el adoctrinamiento judeo-masónico de la Ser, y se mire con más atención la programación de las hordas rojas de Cuatro.
Lástima para ellos que sus prisas por unas elecciónes anticipadas acaben, probablemente, viéndose saciadas
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