sábado, 23 de junio de 2007

Ciudadanía

Me veo en la obligación de seguir la corriente general de la blogosfera. En los últimos días no dejo de leer mensajes relacionados con las últimas actuaciónes de esa compañía de teatro alternativo que es la Conferencia Episcopal.

No quieren Educación Para la Ciudadanía, porque supone un adoctrinamiento estatal en materia de moralidad que, ellos entienden, debe ser patrimonio exclusivo de los papás y las mamás. Hablan de la libertad de éstos de elegir qué educación deben tener sus niños. Hasta ahí muy bien: no tengo ninguna objeción en que cientos de familias (cada vez menos) adoctrinen a sus hijos religiosa, deportiva, o políticamente. Siempre que esa libertad no coarte las libertades básicas y universales que se entiende que tenemos TODOS LOS CIUDADANOS, incluídos los niños. Por cierto, que los obispos hablan también de que los propios niños son maduros para decidir si sus profes pueden o no decirles lo que está bien o mal.

Lo que nadie puede obligarle a aprender a un ciudadano es que la injusticia es buena, que algunas personas merecen ser tratadas como animales, o que según qué religión o preceptos ideológicos siga alguien, así es su calidad humana. Y de eso se trata la signatura en cuestión. De no obligar a nadie a seguir ninguna verdad universal más que la de la justicia, la igualdad, el humanismo y la ciencia. ¿tan difícil es creer que esto no consiste en volver a los niños maricones, rojos, drogadictos y ateos?

De todas formas todo esto es una tontería: no merece la pena gastar neuronas en un debate intelectual con la jerarquía eclesiástica, pues sus motivos para las nuevas movilizaciónes son de otra naturaleza: hasta ahora existía una alternativa a la edución religiosa en las aulas, ética, y no hanían puesto el grito en el cielo; de donde se deduce que su malestar no es más que otra estrategia para derrocar un gobierno legítimo que, aunque está otorgando nuevos y suculentos privilegios a la iglesia, no es "el suyo".

La campaña electoral para las próximas generales ha comenzado. Que les den un Oscar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya lo puse en el blog de Hugo.
Lo indignante de esta queja no es tanto que pidan que quede reservado su negocio, sino que apelen al adoctrinamiento de los niños por parte del Estado como motivo para oponerse a la asignatura. En el fondo, lo mismo de siempre. Es una institución que cada día pierde adeptos -por mucho que la gente se siga casando por la Iglesia o bautizando a sus retoños- y están intentando defenderse con uñas y dientes. Hasta ese punto, se entiende, pero que no apelen a argumentos falsos.
Además, no entiendo qué problema hay con partir desde el comienzo por un Estado laico y que luego, cada cual, opte por la religión que quiera (o no), que la mantenga y que viva conforme a eso. Por eso, no sólo debería impulsarse esta asignatura como obligatoria -prefiero tener al lado a un ciudadano antes de a un creyente- sino que la Iglesia debería salir de todas las escuelas públicas ya!!!
Salud!

Iñaki Rodríguez dijo...

Quemaiglesias!! Roja!!

Anónimo dijo...
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