Comienzo mi monográfico "musico-social" con una etapa apasionante para mí: los años 60, la eclosión de lo que conocemos como Rock and Roll como una cultura de masas llamada a una eterna evolución (cuando no revolución) entre los jovenes del mundo.
Los años 60 vieron el nacer de las primeras bandas monstruosamente grandes: the Beattles y The Rolling Stones. Era una epoca donde el folk anglo-americano y el Rock and Roll de los 50 buscaban un camino hacia la electrificación. Así lo hacían los grandes de etapas anterriores (Elvis, Johny Cash...), buscando un sonido más eléctrico y rudo.
Pero la experimentación con esa mezcolanza de folk y Rock dió sus frutos pronto, especialmente cuando una sustancia (el LSD) empezó a correr por las neuronas de cientos de chavales norteamericanos e ingleses... había nacido la psicodelia. El "viaje mental" requería un uso lisérgico del blues, una utilización perversa de la melodía, y una inclinación hacia lo natural (el bosque, la vida en comuna, el rechazo de la violencia).
Y además eran los 60: los conflictos políticos no evidenciados por la dicotomía clásica derecha-izquierda se hacían oir ahora. Nacía la "nueva izquierda", y de su mano, la lucha por los derechos civiles, el feminismo, el pacifismo, y la lucha "generacional". Ello posibilitó el avance del lenguaje no sexista, los derechos para los negros en los EUA, y Mayo del 68.
Y en este punto es donde quiero hacer hincapié: la "fornicación cultural" entre la música psicodélica, folk, hippy, como quieran llamarla, y el estado de las cosas entre los jovenes son el gran enigma de toda la historia de la música ¿qué fué primero, la "chiquillada", o Jimi Hendrix interpretando el himno de los EUA, simulando sonidos de bombardeo?¿incendió su guitarra contagiado por la revolución juvenil? ¿o por el contrario, los jovenes llenaron París de libertad, sexo y barricadas gracias a las incendiarias palabras de Bob Dylan? Ambas cosas, me temo, iban unidas, como si un "equilibrio cósmico" uniera a los jóvenes y la música alrededor del planeta en una danza esperpéntica donde el maoismo y los chillidos de la Joplin eran una sola cosa.
La desgracia del movimiento hippy, como sucede siempre, se encontraba en su mismísimo inicio: los jovenes emprendedores de las comunas, los que quedaron en pié tras "el viaje", acabaron dirigiendo los grandes bancos y corporaciones financieras en EUA. Su oposición tan pasiva a la guerra de Vietnam (después tan criticada por las futuras generaciones de jóvenes "rockeros"), llena de flores, cantos de libertad y alucinógenos, estaba vacía de contenidos políticos (en el caso estadounidense) o de fuerza organizativa (en el caso europeo-sesentayochista, cuya revuelta no tenía un fin claro más allá de la libertad en general).
No pretendo defender que los hippies fueran unos drogadictos que en un momento dado abrazaron los ideales libertarios sin más, pues su contribución a la rebeldía juvenil bien enfocada, debiera ser tomada hoy casi como un dogma: ya nos gustaría a los jovenes de hoy tener la capacidad que tubieron en los 60 para romper los moldes y crear alternativas sociales verdaderas.
Pero como dijo Lenon, "the dream is over", el sueño ha terminado. Pasados los efectos del desarrollismo de los 60 y del cénit de las luchas sociales, sólo quedó volver a la fábrica en los 70, soportar de nuevo al empresario y renegar de cualquiera que hablara de soluciones desde perspectivas político-sindicales. La euforia juvenil llena de colorines de Woodstock dio paso al malestar, la mala leche generalizada, y el oscurantismo total. Fué un sueño fugaz, pero aún brilla al fondo. Basta colocar bajo la aguja algún LP de Creedence Clearwater Revival, Jethro Tull, Santana o the Doors, para querer echarse a la calle a darle una patada a lo convencional. Y practicar un poquito de amor libre, si te queda algún hueco en tu aburrida vida occidental.
"Si lo que ven no es extraño, la visión es falsa" - pintada parisina del 68
1 comentario:
Cómo me gustan Janis y Bob Dylan y qué bien me sentaban los discos de los Doors hace unos añitos. Luego me empecé a aburrir con su música, pero bueno, sigo diciendo que el primer disco es tremendamente bueno -para lo que se estaba haciendo entonces- y que tienen 10-12 temas que son dignos de pasar a la historia de la música, claro.
Interesante reflexión la de qué fue antes, si el huevo o la gallina. No tengo ni idea, pero casi también me sumo a tu idea de que iba todo junto, que las circunstancias económicas propiciaron un desarrollo de la cultura juvenil sin precedentes, amparados por la presencia de jóvenes de casi todas las capas sociales en instituciones que antes estaban cerradas por criterios clasistas. Me refiero a las universidades.
También al desarrollo de la televisión y, en general, a toda la cultura de masas, con mención especial a la industria musical. Eso era una bomba de relojería y salió lo que salió, claro. Lástima que se quedara casi en un sueño, aunque aún podamos hablar de aquella época, con sus usos y, sobre todo, su música, que es lo que ha quedado en el fondo (por mucho que Sarkozy dijera en campaña que el relativismo moral que vivimos sea fruto de mayo del 68).
Salud
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